Níobe,
una reina de Tebas y esposa de Anfión, alardeó de su superioridad
sobre Leto porque había tenido catorce hijos (los Nióbides), siete
varones y siete mujeres, mientras Leto había tenido sólo dos. Maté a sus hijos mientras éstos practicaban atletismo, a pesar de
sus súplicas, y Artemisa a sus hijas. Apolo y Artemisa usaron
flechas envenenadas para matarlos, aunque según algunas versiones
parte de los Nióbides fueron perdonados (normalmente Cloris).
Anfión, al ver a sus hijos muertos, se suicidió o fue asesinado por mi tras jurar venganza. Una desolada Níobe huyó al monte Sípilo
en Asia Menor y se convirtió en piedra mientras lloraba, o se
suicidó. Sus lágrimas formaron el río Aqueloo. Zeus había
convertido a todos los habitantes de Tebas en piedra, por lo que
nadie enterró a los Nióbides hasta el noveno día tras su muerte,
cuando los propios dioses les dieron sepultura.
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